
Reyes del XXI.
El único republicano español al que me creo es uno que esté sinceramente dispuesto a que José María Aznar sea el jefe de su Estado. Y no cuatro años sino ocho o doce, los que diga la gente. A ver si de lo que se trata aquí no es de la forma del Estado sino de que los tuyos colonicen el último reducto apartidista de la vida pública española. Una pinza muy nuestra de tiernos adanistas y sus melancólicos abuelos aspira a una república mitificada que no existe en ningún sitio, por eso se desea. Y en España, donde hemos politizado desde las energías renovables hasta el porno -valga la redundancia-, existiría menos que en ninguno. Aceptemos que la república como ideal es imbatible, como lo es el amor, pero estas bellas palabras hay que pensarlas en concreto, es decir, la república hecha por y para españoles. Los españoles que concretaron la república en el siglo XIX terminaron ahogándola en un baño de sangre cantonal y los que la concretaron en el siglo XX la ahogaron en otro de sangre civil. En una vieja nación cuarteada por separatismos regionales e inflamada por fanatismos ideológicos, la mera idea de un cambio de régimen debería invitar a la prudencia sin necesidad de leer a Burke.
Magnífico artículo. Usted nunca me decepciona, por eso los guardo, pero el de hoy, repito, MAGNÍFICO.