Archivo diario: 22 junio, 2020

El pulso recobrado de Madrid

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Madrileñeando.

Madrid, tres meses después, es una comunidad de 8.691 cadáveres y 70.521 contagiados según las últimas estadísticas oficiales. Hoy sabemos que son oficiales o son veraces, pero nunca ambas cosas a la vez. Mientras el Gobierno parece poner un delicado empeño en confundir lo máximo posible a los ciudadanos respecto del número real de víctimas de la covid -merecen al menos el póstumo homenaje de que alguien las cuente bien-, los madrileños se echan a la calle a secarse las cicatrices al sol.

Ningún lugar ha sufrido tanto como Madrid y ningún origen despierta tanto recelo llegada la hora de la libertad de movimientos. Es decir, de la libertad a secas. Si la aporofobia es el rechazo al pobre, la madrileñofobia es el rechazo al centralista que, enfermo positivo o solo imaginario, no hace el favor de quedarse en su piso hasta que se patente una vacuna sino que se escapa al pueblo para aterrorizar a los ancianos de la España vacía. Pero los madrileños, que son los últimos en salir, serán los primeros en llegar hasta el último rincón de un país que hay que redescubrir entero tras una pertinaz reclusión. El drama de Madrid es el de todos y su renacimiento también.

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22 junio, 2020 · 9:54

Manolo y Anna

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España.

Dos temores atávicos gobiernan la opinión pública en España: el miedo a que te llamen facha y el miedo a que dejen de considerarte de izquierdas. Parecen el mismo miedo pero no lo es, porque el primero se combate sacrificando la razón y el segundo sacrificando la valentía.

El primer arquetipo es Manolo, español de orden, conservador por inercia, votante automático del PP, propietario de un Land Rover diésel con el que sale a cazar cuando puede y asiduo a una timba semanal de póker donde no faltan el cubata, el jamón y los chistes verdes. Le gusta la Constitución y tararea el himno en los partidos. Se ha pasado toda la vida siendo Manolo sin traumas, pero hoy percibe el creciente desprecio de la oficialidad a su forma de vida. Entonces surge un astuto partido que le susurra no solo que la manolidad es legítima, sino además que la no-manolidad es propia de malos españoles. Ese partido dice cosas con las que Manolo antes no estaba de acuerdo, pero las acaba asumiendo porque le gustaría parecerse al líder de ese partido que, cuando es atacado, no se rebaja a explicarse sino que redobla la agresividad. Manolo ha hallado al fin la manera de espantar su miedo a no ser aceptado: salir al ataque de los que no son como él. Que el miedo cambie de bando. La sensación de viajar en esa espiral es embriagadora. Ahora sigue la política cada día a través de redes y chats.

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22 junio, 2020 · 9:50