Absteneos, esclavos

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El abstencionista que no se queje.

De la agonía de Francia en brazos del nazismo a Chaves Nogales le admiró la sencillez del proceso, que fue de muerte natural. «Un pueblo puede caer en la esclavitud sin que el autobús haya dejado de pasar por la esquina a la hora exacta, sin que se interrumpan los teléfonos, sin que los trenes se retrasen ni los periódicos dejen de publicar una edición». Los teléfonos sobre todo: una caída de Whatsapp suficientemente prolongada causaría un levantamiento popular que las condiciones laborales del becario de un chef no logrará nunca. La rebelión de las masas no la desata la igualdad abstracta sino la incomodidad física generalizada. Venezuela hoy, por ejemplo, tras casi dos décadas de obvio despotismo.

Que los europeos del siglo XXI, desmemoriados por la absorbente juguetería electrónica, repitan el suicidio del XX solo depende de que siga consolidándose en ellos «la falta de imaginación colectiva» que ya adujo Chaves en 1940. La imaginación no es la facultad cursi del 68 sino un deber cívico, casi una premisa del sufragio. Alguien sin ilustración para figurarse distopías totalitarias no debería acercarse a una urna, y sin embargo todos necesitamos que se acerque. A media tarde de ayer, la participación resultaba ridículamente baja tratándose de unas elecciones que decidían el futuro del continente. El francés medio sesteaba en casa, pulsando F5, esperando la emoción del peligro que moviera su culo hasta el colegio electoral. Una dictadura sentimental le lleva a confundir la democracia con Eurovisión. El abstencionista a menudo se juzga superior al vulgo engañado por un sistema que no le representa, pero solo es otro esclavo mudo de la corriente mayoritaria. No es el elegante escéptico que se cree sino otro yonqui de la pureza, otro marginal tirado en la acera de una vieja ideología. Como si el juego no consistiera en votar el mal menor.

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2 comentarios

8 mayo, 2017 · 13:24

2 Respuestas a “Absteneos, esclavos

  1. con antecedentes

    El exquisito Chaves Nogales se dejó en su libro sobre la caída de Francia, el único flojo que le conozco en un canon magnífico, alguna reflexión sobre las matanzas autoinflijidas de la Primera Guerra mundial, Si a ellas siguieron veinte años de política de Tócame Roque, creo que es comprensible la reacción desganada de los franceses. Eliot, otrosí, habló de un `whimper’ como punto final de la humanidad; no un suspiro que podría tener connotaciones variadas sino más bien un gañido o una quejumbre inefectiva y petulante. Infantil:»Es más, el lector de filosofía griega es poco probable que se entusiasme con los efectos de la teoría política, pues habrá notado que el estudio de las formas políticas parece derivar del fracaso de los sistemas politicos y que ni Platón ni Aristóteles parecían preocupados por predicciones u optimistas en demasia sobre el futuro.» Está en español en `Notas para la definición de la cultura¨, Ed. Encuentro.

  2. woman you're a mess

    ‘whimper’, pues, no es ‘suspiro’. Equivaldría más bien al quejido descontento de algún animalillo joven. Lo contrario del ronroneo: ‘leve maullido displicente’ del que hablaba el otro

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