De la urnofobia al emoticono

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Urnófobo.

Mes y medio después de la moción donde debió hacerlo, Pedro Sánchez presentó en el Congreso su programa de Gobierno, o su programa electoral. Eligió para ello el Día Mundial del Emoticono, y en eso nadie va a discutirle la coherencia: el emoticono es un invento de los ingenieros de Silicon Valley para ahorrarnos el esfuerzo del lenguaje articulado y el sanchismo es un invento de los spin doctors de Moncloa para ahorrarse el trámite de gobernar con escaños. ¿Estamos ante un Gobierno corto o ante un spot largo? ¿Vale la pena indignarse por las amenazas a la enseñanza concertada o a la industria del diésel? ¿Cuántas de las reformas anunciadas se llevarán finalmente a término? Es la pregunta que en estos momentos se están haciendo la momia de Franco en la huesa de Cuelgamuros y los defraudadores acogidos a la amnistía fiscal en el confortable anonimato del que Sánchez ya no quiere sacarles.

El presidente del Gobierno es un hombre audaz, pues hace falta audacia para llegar a presidente como ha llegado, pero a cambio padece dos miedos paralizantes: a los periodistas y a los votantes. De los primeros teme las preguntas, y para eso envía a las ruedas de prensa a sus ministras, y de los segundos teme la intención de voto, y para eso coloca en los fogones del CIS a don Tezanos, que llega con el mandil puesto y el carné en la boca. A este síndrome sanchista del pánico electoral lo ha bautizado Hughes como urnofobia, contra la cual solo se conoce un tratamiento: el dinero público, que ya se sabe que no es de nadie. El plan es comprar en el mínimo tiempo posible el máximo número de voluntades con cargo al bolsillo del contribuyente. Puede intentarlo porque recibe una España que crece al 3% y porque Calviño ha rogado a sus colegas bruselenses que hagan la vista gorda mientras engrasa con más déficit la campaña de las autonómicas. Y así es como, Sánchez, gobernando con los Presupuestos del centro-derecha, rinde tributo a la sentencia de Josep Pla, que advirtió que el socialismo es un lujo pagado por el capitalismo.

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1 comentario

17 julio, 2018 · 18:15

Una respuesta a “De la urnofobia al emoticono

  1. que no quede ninguno

    «Fiscalidad, filtraciones, farsa»… … …¡Y Funcionarios! Pasando por delante de Nuevos Ministerios siempre me ha intrigado su parecido con el Valle de los Caídos. Bueno, es un edificio de entreguerras, pariente lejano del art decó [=simplificación] tal como el palacio de Clichy o mil testimonios más o menos afortunados que hay en Roma de columnatas floridas y que, que yo sepa, jamás han servido para dar la tabarra institucional sobre su supervivencia o su derrumbe ¿Por qué no una sobre un sacrificio azteca en grande tenue de funcionarios y funcionarias? Que se mueran los feos.

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