Calvo y las calvinistas

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Nos vigila.

Lo malo será cuando legislen el arrepentimiento. Me quedé rumiando los ecos distópicos de este tuit de Alemany, que posee la clase de ingenio capaz de simultanear la sonrisa y su congelación. Vivimos en un país cuya ministra de Justicia amenaza la boca con una comisión de la verdad y cuya vicepresidenta amenaza la bragueta con un ERE sexual, un Expediente de Regulación del Erotismo que deje sin trabajo a la seducción, ese elemento subversivo: se empieza aceptando un piropo y se acaba confraternizando con un varón. Boca, bragueta… no importa el órgano sino la función regulatoria que anima a la nueva izquierda, cada día más indistinguible de la vieja derecha. Estamos a tres consejos de ministros de ser informados de que la masturbación causa ceguera. Y estamos a cuatro jueves de RAE de aceptar la reescritura calvinista -por Calvo– de la Constitución, con Reverte en el papel de Servet.

La ingeniería social es un sintagma siniestro que inventó un famoso seminarista secularizado: Stalin. Lo hizo sin necesidad, pues él encarnaba una izquierda que se podía permitir el lujo de prescindir del capitalismo, para lo cual tuvo que prescindir correlativamente de unos cuantos millones de vidas humanas. Pero constatado el genocida fracaso de la economía planificada, privada de misión material, a la izquierda le resta la misión espiritual: erigirse en ingenieros de almas bellas, igualitarias. Y a las que se resistan, se las embellece a golpe de BOE.

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El bueno (Borrell), el feo (Llarena) y el malo (Calvo) en La Linterna de COPE

1 comentario

16 julio, 2018 · 10:21

Una respuesta a “Calvo y las calvinistas

  1. Go fly a kite, o sea Ídos a hacer puñetas

    En los tiempos de gloria mediática de Gaspar Llamazares pensé «cada nación tiene la gobernanta que se merece», ya sea Fräulein Rottenmeier, ya sea Mary Poppins, ya sea cualquier insidiosa redicha brazos en jarra como la que teníamos. Lo que no podía imaginar era la tromba de contendientes que le iban a salir. A salir o a sacar, pues lo de ingeniería social hace suponer a Roures y su maestro Soros animando el cotarro. Tampoco es que la ingeniería social sea tan reciente como ud la pinta; una mirada a la tradición liberal (juicios cuantitativos) anglosajona podría desengañarle. Análisis retórico creo que se llamaría en sus estudios.

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