Archivo mensual: marzo 2018

El Llarena solitario

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La ley.

A la imparable decadencia de Occidente creía Spengler que solo se podía oponer un pelotón de soldados. Pero eso lo escribió en 1918, cuando la carne de Europa aún se descomponía en las trincheras. Hoy el campo donde se combate a la democracia es incruento, virtual incluso, y no alinea a soldados contra soldados sino a emociones colectivas contra derechos individuales. Las primeras alimentan el mar sin orillas de Facebook, que en ocasiones inunda los paseos marítimos y causa destrozos en la civilización; los segundos dependen de la razón y el coraje de un puñado de intérpretes del código penal, llamados jueces. Su misión es levantar diques y fijar en ellos la marca de la vergüenza para que las generaciones futuras sepan hasta dónde llegó esta vez la riada.

A la degradación de Cataluña se ha opuesto un hombre sobre todos, un español de Burgos, formado en Valladolid y curtido en Barcelona, impermeable al victimismo porno de los unos y a la componenda proxeneta de los otros. Pablo Llarena Conde (55 años, hijo de abogados, padre de dos hijos, número uno de su promoción, magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo) podrá contar en las cenas familiares que a principios de siglo una parte de España retrocedió al salvaje Oeste, y que todo aquello a él le pilló en la oficina del sheriff. «En aquel tiempo, queridos nietos, yo fui la ley. Y la ley se cumplió». Podrá decirlo, porque habrá dicho la verdad.

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28 marzo, 2018 · 21:03

La primavera es otro bulo

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¿Es perenne Rajoy?

La mañana parlamentaria estuvo dedicada al tema de nuestro tiempo, que son las fake news. Su influencia escala del país al continente, del continente al hemisferio y del hemisferio al planeta: en lugar de conspirar contra un gobierno ya aspiran a alterar el orden cósmico, y en vez de limitarse a acortar legislaturas se proponen alargar el invierno. Y no sólo el de nuestro descontento, sea este feminista, permanente revisable, pensionista o mediopensionista. La gélida Rusia tiene que estar detrás de esta primavera que ha sido anunciada oficialmente pero no ha querido presentarse.

Todos en el hemiciclo se tiran los bulos a la cabeza. Irene Montero rescató algunos ya clásicos, como los hilillos del Prestige o las armas de Irak, y Soraya Sáenz de Santamaría respondió con uno bien reciente: la muerte del mantero Mbaye a manos del capitalismo y no de la cardiopatía. Rivera recordó el arriesgado optimismo de Montoro, que nos tiene prometido que no hemos pagado de nuestros bolsillos «ni un euro» del aquelarre de los golpistas, cuando no su pensión completa en Ginebra o Waterloo; optimismo cuyo fundamento hoy está bajo la lupa del juzgado número 13 de Barcelona, donde se malician que quizá no sea un euro sin dos millones. La vicepresidenta le reprochó a Rivera su «cintura» con el independentismo, que mira que exhibe elasticidad la cintura de Rivera en muchas cosas, pero hombre, ni el ancho monte de orégano de la trola parece capaz de dar cobijo a una presunta connivencia de Ciudadanos con los indepes. En cuanto a Rufián, que ha perdido la inspiración al mismo ritmo que la república perdía candidatos viables y hoy nos tiene a dieta de esposas o impresoras, fue enfrentado por Zoido al espejo de sus contradicciones: está en contra de la policía pero a favor de los mossos, clama contra la politización de la justicia a no ser que te politices -como Vidal– hacia el bando correcto y aplaza cada día aquella esperanzadora promesa de dejar el escaño en el plazo ya vencido de 18 meses. El escaño español de Rufián es su prisión permanente revisable.

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21 marzo, 2018 · 21:04

Reo Ronaldo

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Sinceridad cristiana.

Hace poco revisité la declaración de Cristiano Ronaldo ante la jueza, una de esas cosas que hacemos en domingos lluviosos. Hay un momento de la vista en que el goleador, quien como toda celebridad global está dotado de una autoconciencia agudísima, se desdobla para verse a sí mismo desde fuera. Y descubre entonces nada más que un acusado en el banquillo de un tribunal. Y entonces deja escapar una reflexión en voz alta, al borde del llanto: «Señoría, yo no sé qué hago aquí. Tengo hasta sexto de escolaridad. Yo la única cosa que hago bien es jugar al fútbol». Y a diferencia de un imputado cualquiera del procés, todos percibimos la radical sinceridad de su declaración. Lo cual no le exime de pagar hasta el último céntimo que adeude.

Cuando se retire y se amplíe la perspectiva, quizá entendamos que la sinceridad fue la principal virtud humana de Ronaldo, por encima de la disciplina o la ambición. Fue un hombre tan silvestre que no acató el primer mandamiento para sobrellevar la convivencia en sociedad: la hipocresía. La falsa humildad, que allana ante la opinión pública el disfrute íntimo de tus bien ganados privilegios. La asombrosa carrera del portugués se puede resumir así: «Prometió disparates, y cumplió con lo prometido». Decía que volvería a ser el de antes, el de siempre, cuando hasta los aficionados de su equipo -ese equipo en el que batió la marca goleadora de Alfredo Di Stéfano– lamentaban no haberlo vendido a Qatar. Y Cristiano volvía, a veces con una Copa de Europa bajo el brazo.

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20 marzo, 2018 · 10:37

La rebelión del niño-masa

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Padrecito Vlad.

Lleva un tiempo darse cuenta de que la democracia hay que protegerla del pueblo. Cuando uno es pueblo, en el roussoniano sentido de niño-masa, desea que su voluntad particular coincida con la voluntad general. Y cuando no lo hace grita, patalea, llora al deshacer el envoltorio y descubrir el sofisticado nudo de contradicciones en que consiste el juguete, tan alejado de su rutilante fotografía en el satinado catálogo que le han vendido. Cuando ves la democracia en AliExpress y cuando te llega. Por eso los ilustrados americanos que la diseñaron protegieron su mecanismo contra niños intolerantes, y por eso se les llama padres: padres fundadores.

Un niño no entiende la diferencia entre venganza y justicia. Un niño no admite fácilmente que su libertad acaba donde empieza la de un niño distinto. Un niño, que es un sujeto conjugado en presente perfecto, no se privará voluntariamente de lo suyo para que lo disfruten unos desconocidos, porque contra lo que opina Gloria Fuertes los niños en realidad carecen de imaginación: desde luego de la imaginación necesaria para ponerse en el lugar de un viejo. Por eso deben leer cuentos fantásticos: para empezar a desarrollarla. Si siguen leyendo, es posible que terminen entendiendo el sistema de pensiones.

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El bueno (Pacto de Toledo), el feo (Congreso) y el malo (platós de televisión) en La Linterna de COPE

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19 marzo, 2018 · 11:22

Pensiones: un agujero negro en busca de divulgador

Congreso debate pensiones

Rajoy jugando en casa.

Inventaron la divulgación científica porque la ciencia, literalmente, no hay Dios que la soporte. O sea, lo mismo que un pleno sobre pensiones, asunto donde el equilibrio presupuestario ejerce de ciencia y las calles agitadas por yayos indignados se encargan de la divulgación. En homenaje a Hawking, que hizo bastante bien las dos cosas, Mariano Rajoy se propuso descifrar el principal problema de la física constitucional, que es el agujero negro de las pensiones. Un enigma planteado en sus exactos términos por el veterano taxista que me llevó al Congreso: «Quieren subir las pensiones y bajar los impuestos. Y eso sólo se puede hacer de una manera: engañándonos». No hay más preguntas, señoría.

Pero las hubo, y todas retóricas. El clima entre prelectoral y poscensor que impera en la política española no admite ya la altura moral exigida por los creadores del Pacto de Toledo. Todos y cada uno de los portavoces deploraron retóricamente el perjuicio que el partidismo causa a los derechos de nuestros abuelos mientras procedían a la minuciosa demonización del adversario. Es que un pleno sobre pensiones no sirve para nada, del mismo modo que la ciencia no se hace en platós: se hace en la aséptica serenidad del laboratorio, que un día fue el Pacto de Toledo.

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14 marzo, 2018 · 15:05

La pizarra ha muerto

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Lampard en el Chelsea.

Parece ser que el Chelsea desea que Frank Lampard sea su entrenador. Cuando me enteré, no me sorprendió. Y cuando no me sorprendió, me sorprendí de que no me sorprendiera. Lampard fue un famoso jugador del Chelsea y es una perfecta incógnita como entrenador. El Chelsea es un club al que sus recientes triunfos ubican en la élite del fútbol europeo: está por tanto obligado a procurar seguir ganando títulos. Y está al parecer convencido de que Lampard es el entrenador idóneo para cumplir con esa obligación.

No podemos culpar al Chelsea de que se fije en Lampard, como no podemos culpar al Barça de que se fijara en un Guardiola por contrastar, o al Atleti de que se fijara en un Simeone al cual sólo el coraje se le suponía, o al Madrid de que se aferrara al genio de la volea de Glasgow para escapar de la pizarra mojada de Benítez, un técnico con fama de técnico y nula capacidad de empatía, razón por la cual cuando llegó todos le exageremos el pedigrí madridista. Y lo hicimos porque el relato de nuestros tiempos lo exige. Hoy se reclama el ser, no el saber. Por eso gana Trumpy por eso durante unos años van a perder todos los candidatos que se presenten a las elecciones con exceso de competencia. El resentimiento ha convertido el mérito en un demérito, pero no tiene por dónde atacar los colores de una camiseta. Nuestros colores.

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13 marzo, 2018 · 11:05

Dialéctica del activista

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Feminismo de tribu versus feminismo de individuo.

Todo debate público, por el mero hecho de su publicidad, termina reducido a una dialéctica entre pancartas. Pero lo malo no es que la pancarta de tu enemigo tenga más seguidores que la tuya; lo que jode es que un día tu enemigo venga a desfilar a tu lado. Entonces, en vez de tomar el consenso recién alumbrado como lo que es -la victoria final en la lucha por la hegemonía de tu causa-, el viejo luchador se siente derrotado por la inesperada compañía de su odiado. Siente que el acuerdo priva de sentido su biografía de resistente, cuando en realidad acaba de cobrarlo por primera vez. La psicología del activista funciona así: está tan habituado al narcisismo del perdedor que el triunfo le molesta. La generalización de su causa le produce agorafobia, como a esos adolescentes que reniegan de su grupo indie favorito cuando empieza a sonar en la radio comercial. El activista ha habitado demasiado tiempo en el margen, blindando su identidad a través del conflicto con el Otro, y cuando se descubre en el centro de la escena y el foco de los nuevos tiempos le ilumina, sus pupilas se contraen de dolor. Ah, la suave penumbra del pasado. Contra Franco vivíamos mejor. Cuando la derecha era machista podíamos sentirnos superiores. ¡Qué será de nosotros si esto sigue progresando! ¡Para qué serviremos los happy few, las almas bellas! ¿Nos reconocerán el pedigrí de militantes de primera hora?

El terco mecanismo de la historia -tesis, antítesis, síntesis- ha vuelto a operar esta semana del 8-M, que será recordado como el día en que el feminismo alcanzó la unanimidad social. De la Reina abajo, del cardenal Arriba. Ante tamaño éxito se desató la rabia del monopolista ideológico, la cólera contra las manifestantes de Ciudadanos, cosa que se comprende, porque lo artesanal se revuelve contra su evolución desde antes de que los impresores jubilaran a los copistas. La unanimidad es cruel porque clausura el ciclo dialéctico y procede a desenchufar los fusibles fundidos que un día cumplieron su función. En realidad la desorientación del comisario ideológico se parece bastante a la del macho ibérico, pues va por el siglo XXI -el de las luces LED- con su candil marxista del XIX.

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Vuelve El bueno (la mujer buena), el feo (la mujer fea) y el malo (la mujer mala) en La Linterna de COPE

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12 marzo, 2018 · 10:39

París era una siesta

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Vigilia blanca.

Ya que los ultras no dejaron dormir a los jugadores del Madrid, los jugadores del Madrid decidieron presentarse en el campo de empalmada y cerraron la eliminatoria sin pestañear. Uno no gana tres Copas de Europa en cuatro años si no sabe administrar bien sus vigilias. De este modo la sorpresa se la llevan todos los que te habían dado por dormido. Y no les culpamos, porque Zidane es hombre tan sosegado que lleva a equívocos fatales. Hay que imaginarle como la mantis religiosa que primero se confunde con la planta sobre la que reposa y un minuto después aparece devorando tranquilamente a su presa, que muere antes de empezar a saber qué falló. De ahí la cara de Emery, por quien deberíamos empezar a llevar un lazo todos los demócratas.

Ahora ustedes escucharán más mofas de Emery que elogios a Zidane. De súbito el PSG habrá perdido toda su capacidad de intimidación y habrá vuelto a ser el eterno conglomerado de mercenarios sin pedigrí reunidos a golpe de petrodólar. Pero eso en cristiano se llama lanzada a moro muerto, y que el jeque Al-Khelaifi me perdone. Si París fue una siesta es porque el entrenador francés planteó una malla en el centro de campo tejida por la ubicuidad de Casemiro y sujetada por Lucas y Kovacic, y el partido entero quedó retenida en ella.

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7 marzo, 2018 · 13:32