
Renovando, que es gerundio.
Una renovación de Messi, como un título de Marc Márquez o la pervivencia del cupo vasco, es siempre una noticia relativa. Una de esas cosas que todos damos por descontadas pero que, cuando se confirman, nos agitan siempre con el alborozo un poco tonto de la obviedad. ¿No reconocía José Luis Cuerda, y defienden los poetas de muro y gatito, que conformarse con que amanezca no es poco?
La renovación de Messi es un fenómeno cósmico y sucede como sucede la rotación de la tierra, sólo que los movimientos interplanetarios salen más baratos que los del argentino. La tierra gira alrededor del sol y el Barça gira alrededor de Messi, con la diferencia de que nuestro planeta rodea el sol a lo largo de un año y Messi firma nueve contratos a lo largo de 12. Todos rotan pero Messi permanece, y de esta inmutabilidad del astro dependen la música de las esferas, la armonía del cosmos e incluso el equilibrio fiscal.