
Al Gobierno se le ha caído encima una constructora, que pesa lo suyo, pero un buen populista sabe salir indemne de estos escombros. A la facción podémica la marcha de Ferrovial le ofrece una oportunidad dorada para victimizarse y redoblar la criminalización de una élite de la que excluyen coquetamente a Roures, olvidando que accionista del Ibex puede serlo el fondo de Larry Fink y un camionero escaldado de las bitcoins. Se trata de que el cabreo del personal por el hachazo en la hipoteca y los huevos de gallina a precio de huevas de esturión se desvíe del responsable político y aterrice en el rico de viñeta. Si en Argentina funciona, por qué en España no: recita «neoliberalismo» tres veces delante del espejo y se te aparecerá el chivo expiatorio de tus vacaciones suspendidas.