
Puedo escribir las columnas más tristes cada noche sobre la cancelación de cada día. Esta semana le tocó a Valcárcel por su exceso de fe en la biología, a Borrell por su odio neocolonial a la selva y a Summers por anunciar que va a vengarse de ese marica llenándole el cuello de polvos picapica. La semana que viene habrá carne nueva ardiendo en la hoguera de las vanidades éticas de las redes, donde toda mente literal tiene su asiento y toda ofensa exagerada hace su habitación. Y su discreto negocio: concernidos postulantes a cargo, puesto o subvención.