
Se me ocurrió viendo un canutazo de Santiago Abascal en medio de la sierra extremeña, flanqueado por hombres rudos de ceño fruncido. No había una sola mujer, una sudadera informal, una frente relajada. Ya sé que describir en estos términos un acto electoral de Vox coincide con el tópico progre que persigue la caricaturización del tercer partido de España, pero cuando se trata de posar de hombre rudo con el ceño fruncido, nadie pone más empeño que Vox en amoldarse a su propia caricatura. Considera que el uniforme perpetuo de cazador-recolector le sienta bien.













