La perra gorda y el perro flaco

El día después de que fructificara en Bruselas la jurídica amistad entre don Esteban y don Félix flotaba en el hemiciclo cierta atmósfera de tregua. O quizá era solo ese sopor veraniego que anuncia ya la desbandada vacacional del diputado. El ambiente era hipotenso, y en vez de los acostumbrados gruñidos de jabalí se escuchaba con nitidez el bello canto del cisne del consenso. ¿O estamos ante el principio de una centralidad bipartidista por estrenar? Eso se malician Rufián y otros compañeros del viaje extremista del PSOE, pero no deben temer grandes coaliciones: fuera de las sillas vacantes en la tele pública o el Banco de España no veremos pactos de Estado hasta que los moscosos de Pedro cristalicen en vacancia definitiva.

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26 junio, 2024 · 17:53

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