La ‘pantojización’ de Cospedal

¡Qué escándalo, el chico del megáfono que jaleaba ayer a Cospedal a la puerta del juzgado era de Nuevas Generaciones! El día, señores, que dejemos de rasgarnos las camisas por lo obvio igual arraiga la democracia y escalamos un par de puestos en el Informe Pisa. Digo yo que lo suyo es que los cachorros peperos vayan a apoyar a su señora y que la noticia, qué fatigoso resulta repetirlo, sería ver a los preferentistas estafados arremolinándose entre lágrimas para tocarle el borde del blanco vestido a María Dolores como a una aparición mariana que regara las aceras de consuelo y de milagro. Pues qué iba a pasar sino lo lógico en estos tiempos de desafección, que los apoyos al político en dificultades provengan de su estricto negociado. ¿Quién que no aspire a meter la cuchara en la sopa boba del organigrama va a interrumpir su agosto por dar palmas a Cospedal?

Así que una mitad de la calle coreaba su nombre y la otra el de su familia, y por el medio cruzó salomónicamente la secretaria general del PP con una sonrisa atirantada como los cables del puente de Brooklyn y el gesto desafiante de quien cree que la calle es suya. Y en este caso lo es, porque se trataba de la calle Génova. María Dolores de Cospedal escogió un vestido tan blanco como la contabilidad del PP, o eso parecía declarar ya desde el atavío, que hoy importa más que la oratoria para colocar tu mensaje. Y si lo llenas con la espléndida osamenta de Cospe, entonces absolución, crédito y mando en plaza Tahrir si ella nos lo pide, aunque el frugal Ruz no lo vea tan claro de momento. Ruz es un espíritu con flequillo, un abad en el cuerpo de un novicio.

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15 agosto, 2013 · 12:31

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