
Con el despido de su consejero delegado por enamorarse de una subordinada sin confesarlo, Nestlé confirma el tópico de que el chocolate es el sucedáneo más peligroso del amor. Puedes enamorarte o puedes saciar en la máquina de vending tu necesidad existencial de azúcar. Pero conciliar ambas opciones es abusar de la fortuna, opina Nestlé, que suministra dosis tasadas de felicidad en forma de tabletas. Con razón lamenta el personaje de Orson Welles en El tercer hombre que la principal aportación de Suiza a la historia de Europa haya sido el reloj de cuco.






