El sueño rabiosamente español del afrancesado Jovellanos

La galerna azota el barco que trasporta el cuerpo enfermo y el alma melancólica de Gaspar Melchor de Jovellanos desde su Gijón natal hasta el Cádiz de las esperanzas liberales, circunnavegando un país invadido. Ha tenido que zarpar apresuradamente del puerto gijonés porque la ciudad está a punto de caer otra vez en manos francesas. Pero conviene obedecer al Cantábrico cuando avisa, de modo que el capitán ordena buscar refugio en Puerto de Vega. Y en aquel puerto de donde zarpaban los balleneros asturianos, al abrigo del temporal que resume su vida de capitán Ahab del liberalismo, será donde se extinga el brillo de la inteligencia más corajuda de nuestra Ilustración. Tenía 67 años y un virus en los pulmones que le robó el último aliento.

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1 comentario

26 mayo, 2025 · 7:23

Una respuesta a “El sueño rabiosamente español del afrancesado Jovellanos

  1. Avatar de cartujo cartujo

    Una pena que Goya escogiese su registro larmoyante para plasmar a Jovellanos. A mi me gustaría más el neutro -viril, si se quiere, o no; grado cero de la pintura- del torero Pedro Romero. Que es lo que venía de fábrica se puede comprobar en el museo de bellas artes de Zaragoza con la juvenilia del pintor y los cuadros de su suegro. todos con una contención muy de agradecer y lejana a los pastelazos de la época. Deben estar lindos los cuadriculados alrededores del dicho museo con sus árboles de Judea. Véanlo pronto que el verano es infernal por allá.

    Ayer por la tarde (domingo: ¿soy yo o seré un diorama?) vi un tractor recogiendo las alpacas de un pequeño campo perteneciente a una fundación benéfica y envolviéndolos en plástico. Al cabo de tres horas quedó el terreno como una portada de álbum de las que Hipgnosis fabricaba en mis tiempos iletrados. Me encantaría que todo cuanto liberalio requisador ha habido por aquí, de Mendizábal en adelante, se asomase a sus predios a algo que no fuera una partida de caza.

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