
Ya sabemos por qué Pedro no quería responder cuando se le preguntaba por Víctor. A esa pregunta -a todas, en realidad- solo podía responder mintiendo. Pero sospechó que la trola iba a venir seguida de un rotundo desmentido gráfico, por cortesía de Koldo, custodio de sus avales y fotógrafo exclusivo de los actos del PSOE. Así que Pedro, embarcado en un noviembre viajero para huir de su propio olor a muerto, ha elegido mentir después y no antes. No es consciente del estimulante reto que acaba de plantear a jueces y periodistas con estas palabras: «Uno no elige con quién se hace una foto. Yo con este señor no me he cruzado palabra».







Me confundo con Aldama y Alvise. Lo de la camisa desabrochá y los kilos de más deben de ser los responsables, y la estética quinqui. No como la del acelerado alfeñique al que le falta un sombrero de chinchilla y transformar sus delirios verbales ‘neoliberales’ en un ‘yo bitch!’ para engatusamiento de sus, al parecer, incontables legiones de groupies. ¡Al salón! se decía, me parecía a mí, antes. Ahora…