
No es la caída de Íñigo Errejón: es el derrumbe de la casta de airados fariseos que durante la última década ha envenenado la vida pública de este país. Una generación de resentidos que proyectó su íntima deformidad sobre el adversario para auparse al poder institucional. Engañaron a millones de ciudadanos. Y ahora descubrimos que se cebaron especialmente con la fe de las ciudadanas.







