
Sobre la sangre de su pueblo por él derramada ha prometido el dictador de Venezuela otro baño de sangre si pierde las elecciones. Todo tirano se vuelve más cruel cuando atisba su fin: delata su agónica debilidad invocando la violencia. Como explicó Kojève la genuina autoridad excluye la fuerza, porque vive del reconocimiento compartido y muere en el momento exacto en que necesita imponerse mediante coacción.







Recuerdo una pila de revistas atrasadas (años cincuenta) que había en el sobrado de mi abuela con trajes y trajes y trajes y trajes y trajes de la Betancourt -no la miré- y otra , ésta ya más en orden, con saqueos, ruinas, destrucciones y guerras santas y profanas, hasta la llegada de los próceres -Dios, qué pesados los próceres- que instauraron la Venezuela que todos esperaban. ¿todos? Cómo se abusa de esa palabra.