![](https://jorgebustos.es/wp-content/uploads/2024/06/17181894536516.webp?w=646)
Un diputado socialista se acercó a Pedro antes de comenzar el pleno y apoyó la mano sobre el Pecho Presidencial (no confundir con el PP). Parecía el apóstol Tomás introduciendo incrédulo sus dedos en la llaga del Resucitado, y que Dios me perdone la analogía. Quería cerciorarse de que su jefe seguía políticamente vivo, pero esto es algo que solo sabe Puigdemont, su casero con derecho a desahucio. Por ahora sabemos que el presidente ha perdido cuatro elecciones, carece de mayoría para legislar, tiene a la mujer y al hermano investigados por corrupción, es rehén de un prófugo al que los fiscales se niegan a amnistiar y ha tomado la decisión de liquidar la separación de poderes en 15 días si el PP no se aviene a mercadear los vocales del CGPJ. «Para que venga la internacional ultraderechista a someter al poder judicial ya lo hago yo», ha pensado Pedro, siempre audaz. ¿Nos iremos de veraneo estrenando autocracia o es el farol de un chantajista desesperado? A favor de la segunda hipótesis juega el hecho de que el 29 de junio la UE publica su informe sobre la calidad del Estado de derecho en España: mal momento para hacerse unos gayumbos con las puñetas de los jueces de la cuarta economía del euro y llamarlo «paquete de calidad democrática», en claro homenaje al Bardem de Huevos de oro.