
Los caminos de la indignación ciudadana son perfectamente escrutables. A cualquiera le indigna una trama de corrupción en la que intervienen putas, áticos, ferraris, mordidas, políticos cazalleros, mariscadas, rescates millonarios, reuniones secretas de la mujer del césar, decenas de miles de muertos, la ruina de muchos más y el severo confinamiento ilegal que sufrimos entretanto. La historia lo tiene todo para capturar sin esfuerzo la atención del público y precipitar su reacción moral. Y sin embargo la corrupción política que extiende la amnistía es mucho más grave que la corrupción económica del caso Ábalos. Por si esta afirmación contradijera el juicio popular, trataremos de justificarla.







Buscando concordancias bizarras, como uno tiene por [fea] costumbre cuando se trata de matière de Catalogne (¿Es Lluis LLach la viva imagen de Savonarola? ¿El canto de cabra en celo melismática es herencia del canto de la sibila? ¿Hay vida en Marte?) di con la noticia de que el reino de Bélgica había expulsado con procedimiento de urgencia a Puigdemont tras difundirse el video donde éste cantaba o lo que fuera una gansada de John Denver; a continuación vino el comprobar que el medio en cuestión era fuego amigo de Puigdemont. O sea, los medios `amistosos´ son mucho más crueles, bastante más indiferentes al ridículo que la prensa normalita, lo cual da idea de cómo lucharán por su causa con absoluta indiferencia a estas moralidades toreras que son de rigor en otra latitudes. Aunque creo que Arcadi Espada ya lo expusó en un viejuno editorial., si no en diez