
Cuando una mujer muere asesinada a manos de su pareja se convoca un minuto de silencio a la puerta del ayuntamiento. Hace tiempo que todas las formaciones políticas participan de este ritual de repulsa, que lo es también de apoyo a las víctimas. Todos salvo Vox, que a veces opta por la ridícula transaccional de guardar el minuto de silencio pero colocándose a una distancia prudencial del resto de partidos: un absurdo sí pero no que los expone a acusaciones de mezquindad, y con razón.






