Ha explicado Santiago Abascal que se ausentó de la tribuna de autoridades en la Fiesta Nacional para no blanquear a Sánchez. Lo cual es acusar oblicuamente a Felipe VI de haberlo hecho. A diferencia de sus cachorros más desinhibidamente falangistas, Abascal (todavía) no está por la labor de romper con la monarquía, así que se apresuró a matizar que había informado a la Casa Real de su plantón. Pero nadie atestiguó el discreto preaviso y todos advertimos la clamorosa ausencia. Que era el calculado mensaje que la derecha populista quiso enviar el Doce de Octubre.
¡A los molinos! 
Comenta ud cosas enjundiosas. Tras largo menudeo con ejemplares reales de falangismo que, de verdad, le comen a uno el alma, probé con algún ejemplar impreso -y descatalogado hace ya medio siglo, mínimo- por aquello de ver que ha- que había. Mi favorito es José Larraz (tampoco es que sepa si fue falangista o tadicionalista en serio), que afea a los reyes católicos su negativa a usar los molinos textiles que en Flandes se usaban ya hacía tiempo y que promovieron una clase preindustrial interesante: como ese detalle bastante. Eso hace contraste con Alfonso XIII (las fotos nos muestran no a un borbón, sino a un descendiente directísimo de Felipe IV: cuidado con la genética) que se esforzó -lean a Guillermo Gortázar- en modernizar el país en formas probablemente imposibles para un rey actual.
¿Qué es factible para un rey actual? Intrigado por la aparente malevolencia de la señorona Pilar Urbano con Juan Carlos uno piensa en Santiago Carrillo aguantando sentado en su escaño el 23-f. Yo, y esto es subjetivísimo, claro, no apuesto gran cosa por el valor personal del comunista ¿Estaba avisado del grande paripé que iban a montar the powers that be? Quizá la señora, no señorona Urbano, estuviese tras la pista de algo que hiciese suspirar a José Larraz y otros como él.